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Mimar nuestros audios

Cuando narramos un audiolibro debemos contar con lo más importante, un experto narrador. También con que la grabación se realiza en un estudio con equipo y técnicos de sonido altamente profesionales. Pero esto no es suficiente. El audio resultante hay que mimarlo, revisarlo en profundidad y dejarlo listo para que cumpla con los estándares que las plataformas demandan a las editoriales. Y no solo esto, sino también con los niveles de calidad que los oyentes esperan de nosotros. En este artículo veremos cómo mimar nuestros audios usando Audacity, una sencilla herramienta que nos permite hacer alguna que otra maravilla.

Los editores tradicionalmente se esfuerzan por confeccionar ediciones perfectas. Y no solo en la corrección lingüística u orto tipográfica sino también en la estética del montaje de páginas o creando portadas atractivas. En el mundo del audiolibro esa perfección debemos lograrla no solo teniendo a los mejores narradores sino también logrando la mejor calidad de sonido en los archivos de audio que dan vida a la obra.

Y si en el libro tradicional es el contenido más que la forma lo que hace destacar a una obra, nos atreveríamos a decir que en el mundo del audiolibro, la calidez de la voz de quien narra y lo cuidado del audio, es decir la forma que da vida al contenido, tienen quizá más peso que en la edición impresa.

Para mimar los audios una vez que han salido de la voz del narrador hay numerosas herramientas, algunas de ellas absolutamente asequibles. Un ejemplo es el mencionado Audacity, el software gratuito de grabación y edición que emplean muchos profesionales del sonido. Con una herramienta de estas características podemos limpiar los audios de sonidos espurios. Podemos eliminar los ssoplidos con que a veces los narradores terminan los plurales. Igualmente podemos ecualizar graves y agudos para que tengan los niveles adecuados. Quizá usemos también procesos de compresión para evitar los excesivos picos que a veces toma la voz del narrador. Y, sin duda, emplearemos, para terminar, la nivelación del volumen para adecuarla a los estándares del mercado del podcasting y de la narración.

Veamos un ejemplo. Aquí tenemos una onda de un audio recién grabado y pasado por un proceso estándar de masterización. En él podemos observar algunos de los problemas reseñados: ruido, soplidos y niveles muy altos de volumen

Oigámoslo, ahora

Vayamos a las correcciones. Con Audacity, podemos confeccionarnos una macro que realice todas las funciones necesarias:

  1. Seleccionamos todo el audio

SelectAll:

2. Definimos parámetros de puerta de ruido para que el sistema elimine todo lo que estorba a nuestro audio

PuertaDeRuido:attack=»8″ decay=»142″ gate-freq=»0″ hold=»0″ level-reduction=»-25″ mode=»Puerta» stereo-link=»LinkStereo» threshold=»-26″

3. Nivelamos el audio y efectuamos una compresión para equilibrar picos

Amplify:Ratio=»0,63095737″
Compressor:AttackTime=»0,21″ NoiseFloor=»-40″ Normalize=»0″ Ratio=»2,5″ ReleaseTime=»1″ Threshold=»-16″ UsePeak=»0″

4. Normalizamos a nivel de LUFS para que el audio tenga niveles de volumen esperados por las plataformas

LoudnessNormalization:DualMono=»1″ LUFSLevel=»-18″ NormalizeTo=»0″ RMSLevel=»-20″ StereoIndependent=»0″

Todos estos son efectos de Audacity que podemos ejecutar por separado. Pero si los agrupamos en una macro y los pasamos a la totalidad de nuestro archivo de audio, en pocos segundos lo tendremos todo perfecto.

Compare el lector, los resultados en la onda después de pasar por este proceso:

Y ahora oigámoslo:

Podemos ver que los ruidos han desaparecido y los finales de palabra con soplidos y otras durezas, se han limitado. Asímismo, el sonido está más equilibrado y el volumen en LUFS es más bajo que el anterior. La industria del podcast suele pedir 14 LUFS como estándar. A nosotros nos gusta un poco más alto y por eso aquí lo hemos fijado a 18, parámetro que entra sin problema en lo que las plataformas exigen y que suele estar en un nivel RMS comprendido entre los -24 dB y los -14 dB.

Lógicamente los valores que se han definido para la puerta de ruido o para los niveles de compresión deben probarse para cada audio generado. El técnico de sonido debe hacer sus pruebas para cada lector narrando con un determinado equipo y en un determinado estudio. Pero una vez encontrados los parámetros adecuados para ese narrador y esos elementos de audio, todo será coser y cantar. Solo habrá que aplicar la macro a cada archivo de audio, oírlo (esto siempre debe hacerlo el técnico de sonido y/o el director del audiolibro) y realizar cualquier última corrección que deba hacerse.

En fin, que siguiendo sencillas técnicas y programas simples, podemos tener unos estupendos audios que harán brillar esas estupendas obras literarias en las voces de los mejores narradores.

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