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La industria del audiolibro. Una reflexión.

Una sector en crecimiento

La industria del audiolibro sigue creciendo, como todos los informes técnicos vienen a demostrarnos. Véase, por ejemplo, el informe para 2022 elaborado por Bookwire y Dosdoce. Quienes nos movemos en esta industria recibimos esperanzados informaciones como esta que nos dicen que hemos elegido un canal adecuado para nuestra actividad profesional. Y esto no solo incluye a las productoras como nosotros. También lo hace, como no, con el mundo editorial y con todas aquellas personas que ha elegido trabajar con su voz como su apuesta profesional.

Y es que hay una razón de peso que nos repiten sistemáticamente quienes ya son consumidores habituales de audiolibros. Se trata de que los lectores están valorando muy positivamente el hecho de poder oír literatura mientras están realizando otras tareas. El amante de la lectura adora aislarse en algún momento del día para leer algunas páginas de la obra que tiene entre manos. Pero ese tiempo propio, no interrumpido por otras tareas, es cada vez más escaso. Por ello, complementarlo con oír buena literatura a la vez que conducimos, hacemos deporte o cocinamos, es un hecho que nos gratifica notoriamente. Y, además, amplia nuestras posibilidades de acceder a más obras contando con el mismo tiempo.

Ese es el gran éxito de la voz en general. No solo de los audiolibros sino también de los podcast. Llegar a nosotros en momentos en que estamos haciendo alguna otra cosa que no requiere demasiada concentración intelectual. Y que, por tanto, libera la mente para poder escuchar nuestros contenidos favoritos.

Esa razón, esgrimida por los lectores nos da grandes esperanzas a los agentes del sector. Pero hay otra que nos anima también especialmente. Se trata de la posibilidad de crecimiento que para el sector editorial supone acceder al amplio mercado de habla hispana en el mundo. Para una editorial española, vender un libro físico en México es bastante más difícil y costoso que hacerlo con un audiolibro o un eBook. De ahí el mayor peso que cada año posee la edición digital en las ventas de las editoriales del país.

Así, pues, no solo las cifras que vemos crecer cada año sino también apreciaciones como las mencionadas nos indican que estamos en el buen camino.

Y, sin embargo…

…no todo son luces. También existen muchas sombras que deben preocuparnos y empujarnos a mejorar cada día para alejarlas. Mencionaremos algunas.

  1. Todos los años crecemos, pero ojo que las cifras son muy bajas. Por ejemplo, la expectativa de facturación de 16 millones de euros para 2022 supone un crecimiento de alrededor de 2 millones de euros respecto a 2021. Y eso para todo un sector editorial que factura anualmente más de 2.500 millones de euros. Es decir que los ingresos por audiolibros en este momento representan solo un escaso 0.64% del total de la industria editorial española. ¿Poco? Sin duda, muy poco. Pero bueno, veámoslo desde el ángulo positivo. Las posibilidades de crecer son muchas. No perdamos el optimismo.
  2. Las barreras para que la generación de contenidos son fuertes. Y la fundamental es el coste que supone la producción de un audiolibro. Las grandes editoriales se lo pueden permitir o, al menos, lo intentan como inversión. Pero ¿y las pequeñas? El precio medio que las productoras solemos facturar por hora de audio producida es de alrededor de 250 €. Eso supone que poner en formato audiolibro una novela de 300 páginas le cuesta al editor alrededor de 2.500 €. Obviamente, las pequeñas editoriales no pueden permitirse esta inversión. Y esto contribuye, una vez más, a potenciar a los grandes del sector y dejar a los pequeños cada vez más fuera del mismo.
  3. La actual regulación del mercado laboral de la voz es uno de los elementos clave en la base de la estructura de costes mencionada. Por un lado, los narradores tienen un convenido colectivo que obliga a las empresas a una modalidad de contratación y a unos determinados costes. Un corsé regulador más para el mercado editorial entre otros varios a los que está sometido. Y, frente a esta realidad, un cada vez más nutrido grupo de trabajadores independientes que en sus estudios caseros brindan servicios a precios no regulados, pero que, en teoría, se salen del marco legal. Es el mundo actual, obviamente a quien ya está bien situado, con sus contratos asentados y sus clientes fidelizados, esta eclosión de personal freelance le perturba. Pero, ¿es frenable una tendencia como esta en un mundo donde la relación de las personas y el trabajo que deciden hacer está cada vez más alejado de los formatos tradicionales?
  4. La difusión de la idea de que la industria de la voz no para de crecer, atrae a grandes cantidades de jóvenes que la ven atractiva para su desarrollo profesional. En un mundo donde el arte y la cultura atraen a cada vez más personas esto es una tendencia irrefrenable. Florecen, pues, los centros de formación para locutores publicitarios, narradores de audiolibros, dobladores, etc. De este modo, continuamente llegan al mercado más y más personas que ofrecen sus servicios a una industria cuyo tamaño ya hemos visto. Pero que recuerdo ahora por si alguien lo ha olvidado, 0,64% del sector editorial español, o lo que es lo mismo, 16 millones de € de facturación anual esperada para 2022. Más desequilibrios, pues. Jóvenes que ven frustradas sus expectativas, ya que la oferta de narradores en este momento es notoriamente superior a la demanda de los mismos.
  5. La aparición de las llamadas voces neurales, basadas en técnicas de inteligencia artificial, como una fuente de competencia más para la narrativa tradicional. Estas voces representan una fórmula que puede permitir abaratar los costes de producción del audiolibro. Y, por tanto, reducir las barreras de entrada a dicho mundo de las pequeñas editoriales. Pero, obviamente, las voces neurales representan una forma distinta de narrar, por mejor que sea cada día su creación. Y quizá supongan un factor diferencial más entre pequeñas y grandes editoriales. Entre quienes pueden permitirse pagar a un buen y experimentado narrador y quienes no pueden hacerlo.

Se podrían seguir mencionando más desequilibrios en una industria como la nuestra. Sin duda los hay. Pero baste para hoy con los reseñados para que entendamos todos que este no es un camino de rosas. La idea que se nos transmite de continuo en los medios representa un mundo virtual, una imagen de marketing, que no siempre se corresponde con el mundo real.

En el mundo real, las plataformas de streaming tienen dificultades para entrar en beneficios. En dicho mundo, las grandes editoriales solo están invirtiendo pero aún no rentabilizan suficientemente su apuesta por el audio. Tampoco las productoras lo tienen fácil si realmente quieren cumplir fielmente el entorno regulador al que están sometidas para la contratación. Y qué decir ya de los eslabones más débiles de la cadena, las pequeñas editoriales y los profesionales de la voz. Las primeras ven como carecen de recursos suficientes para abordar un área que cada vez presumen como más necesaria. Y los segundos ven frustradas sus expectativas de entrar en un mercado donde la oferta de profesionales es superior a la demanda de los mismos.

¿Qué hacer, pues?

Persistir y trabajar a diario para mejorar una industria como la descrita. Echarle ganas, inteligencia, sentido común e innovación. Las oportunidades, son obvias. La voz, como industria, crece, no cabe duda. Nos rodean grandes desequilibrios que no dejan de ser palpables. Pero en estadios como este es donde se generan las grandes oportunidades para quienes saben innovar y poner sobre la mesa soluciones. Hacer que ese mundo atractivo, pero virtual, que nos presentan los medios y las redes, se convierta en real, debe ser nuestra tarea. En ello nos concentramos en Vintalis.

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