Las pequeñas editoriales suelen albergar dudas acerca de si deben o no entrar en el mundo del audiolibro. En general piensan que les resultará gravoso, que propiciará el pirateo de la obra y que, además, les restará ventas en el entorno tradicional del papel. Este punto de vista es compartido, en muchos casos, por los autores. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad que estas impresiones. Contrariamente, nosotros pensamos que en el mundo del audiolibro se esconden interesantes opciones para los pequeños editores y para los propios autores. Intentaremos desarrollarlas en este artículo.
Lo primero que hemos de tener en cuenta es el escenario en el que nos movemos. La revolución del los temas vinculados con la voz es algo palpable que vemos a diario. El podcasting es un fenómeno que cada día atrae a más oyentes. El consumo de los recursos de voz presentes en la red crece de forma imparable. Las personas estamos cada vez más acostumbradas a aprovechar los tiempos en los que conducimos, cocinamos o estamos en el gimnasio para oír audios. Esta actividad puede compartirse perfectamente con otras de las muchas que solemos hacer mecánicamente a lo largo del día. Y esto hace que se instaure en nuestras vidas por momentos.
Esta costumbre de oír audios está revolucionando el modo en que accedemos a los contenidos. Muchos lectores tradicionales han encontrado que a través del audiolibro pueden aprovechar su tiempo para acceder a más obras. Y muchos no lectores se están introduciendo en el mundo de la literatura a través de este método. Es decir que tenemos un escenario claro que está impulsando la difusión de contenidos de audio. Según el informe de Bookwire y Dosdoce sobre el mundo del libro digital en 2021 el crecimiento para 2021 respecto al año anterior se estima en un 30%.
Por otro lado no parece existir vinculación alguna entre el crecimiento de este mercado y el decrecimiento del mundo tradicional del libro en papel. En las editoriales que conocemos y que ya han hecho una apuesta por el mundo del audiolibro, sus ventas en papel no solo no han decrecido sino que en la mayoría de los casos se han visto impulsadas. De hecho, 2021 ha sido un gran año para el sector editorial en nuestro país ¿Por qué sucede esto? Desde nuestro punto de vista se debe a que la mayor difusión que hacemos de nuestra imagen de marca como editorial o como autor contribuye a mejorar las ventas.
Hay que tener en cuenta que, según el informe reseñado, el 47% de las ventas de audiolibro de las editoriales españolas, se produce en el mercado americano de habla hispana. Estamos hablando de un mercado al que no todo el mundo puede acceder con distribución física. Los costes de transporte y distribución del libro en papel son altos. Y, sin embargo, la difusión de contenidos por internet es simple y barata. Esta ampliación del horizonte geográfico de nuestras ventas es esencial para la difusión de nuestras obras.
Es decir que la apuesta por el audiolibro no solo nos permite tener unos ingresos directos derivados del propio producto sino que también impacta en el resto de nuestra producción. Se nos podría argumentar que este mismo resultado podríamos lograrlo con el libro electrónico. Pero, si para el argumento de la difusión en otros mercados sirve, no lo hace tanto respecto a ese nuevo perfil del consumidor de servicios de voz. A la lectura electrónica se accede igual que a la lectura en papel. Es una actividad bloqueante que no puede hacerse mientras se hace otra. No sucede esto, como ya hemos indicado, con el audiolibro.
Por último, nos gustaría aportar algo en cuanto al tema de la rentabilidad. Ciertamente, comenzar a convertir a audio el fondo editorial es bastante costoso. Bastante más que convertirlo a libro electrónico. En general, las productoras de voz suelen tarificar por la hora final de audio producido. Y hay que tener en cuenta que cada 30 páginas de narrativa tradicional suelen constituir una hora de audio final. O sea que una novela de alrededor de 240 páginas, serán 8 horas de audio final y lo habitual es que el coste de producirla supere los 1.000 €. Lógicamente, en función de volúmenes, estos precios pueden variar e incluso existen algunas opciones de compartición de costes a cambio de royalties.
Un dato relevante es la abundancia de plataformas que pueden llevar nuestros contenidos fácilmente a todo el mundo. A las dos más conocidas, Amazon Audible y Storytel hemos de unir la cada vez más potente irrupción de Spotify. Y esta aporta una enorme base de datos de clientes. O YouTube a la que todo el mundo tiene acceso. Estas últimas, además, pueden colocar nuestro libro bajo el modelo freemium, es decir de acceso libre (todo o parte del mismo) aunque no se pague por él. Pero que el cliente no pague no quiere decir que la editorial no cobre royalties. Como se financian por publicidad, la editorial cobra igualmente por ese modelo y la posibilidad de difusión es enorme. Tampoco debemos olvidarnos de Podimo, la gran plataforma del mundo del podcasting que introduce cada día en el audiolibro a su miles de seguidores en el mundo del podcast.
Si acertamos en los títulos que pasamos a audio, nuestra inversión debería poder amortizarse aproximadamente en un año de ventas. Y en menos tiempo si logramos poner en el mercado un título de éxito. Eso solo con las ventas del audiolibro. Pero, además, hemos de considerar el valor añadido que obtendrán el resto de nuestros títulos por el hecho de haber incrementado nuestra presencia mundial. En resumen, nuestro punto de vista es que la creación de un fondo editorial de audiolibros es una inversión interesante para las pequeñas editoriales que deben implicar también a los autores en el proceso.
Para las grandes editoriales el mundo del audiolibro es una realidad. Hace ya tiempo que los lanzamientos se producen de forma más o menos simultánea en los tres formatos: papel, libro electrónico y audiolibro. Ha llegado el momento de que las pequeñas editoriales se planteen que no deben quedar fuera de este escenario a fin de mantener y mejorar su presencia en el mercado.